Por P. Justo López Melús

ALIVIO DE CAMINANTES

¿Cuál es la oración que más aprecia el Señor? Un zapatero le contaba a un rabino:

—No sé cómo hacer la oración de la mañana. Los pobres me traen sus zapatos, su único par, al atardecer. No los termino por la noche y he de terminarlos por la mañana, para cuando van al trabajo que los tengan ya preparados. ¿Qué solución debo tomar para hacer la oración de la mañana?

El rabino a su vez le preguntó:

—¿Qué hacías hasta ahora?

—A veces hago la oración de prisa y vuelvo al trabajo, pero eso me deja intranquilo. Otras veces dejo la oración, pero noto que me falta algo. Y otras veces, cada vez que golpeo el zapato, mi corazón suspira. “¡Qué desgraciado soy, pues no soy capaz de hacer mi oración de la mañana!”

Y el rabino le respondió:

—Si yo fuera Dios, apreciaría más ese suspiro que la oración.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 7 de enero de 2024 No. 1487

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