Por P. Prisciliano Hernández Chávez, CORC.

El Viacrucis de Cristo Jesús, es también el viacrucis de la humanidad. Él se ha unido con todas las personas que sufren menosprecio, son vejadas, condenadas injustamente y ejecutadas. El proceso a Jesús no ha terminado mientras el ‘ego’ se convierta en el señor absoluto. Los tiranos de ayer, se hacen presentes en los tiranos de hoy. Los reyezuelos de otro tiempo son los autócratas de hoy: solo mi pensamiento, solo mi palabra, solo mi ley, aunque pisotee a los demás. No necesariamente los que están investidos de autoridad por algún cargo jurídico, sino los que asumen el poder por la fuerza de las armas, del crimen y de las vulnerabilidades de otros hermanos. No importa la edad, ni la condición social, ni el sexo, ni la etnia.

Oración Inicial.

-En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Señor Jesús, quiero acompañarte en tu Viacrucis que trasciende la historia y llega hasta nuestro hoy. No han cesado los juicios injustos, como al que te sometieron; no ha cesado tu proceso condenatorio y martirial; pervive en los hermanos que son tu carne y tu sangre; inocentes de ayer e inocentes de hoy. Los que pagan por los culpables; los que son moneda de cambio y víctimas del crimen, de la impunidad y de la ineptitud. Quieren ganar su vida, condenando a los demás según su capricho e interés. Jesús, continúas tu vía dolorosa en los hermanos que sufren; en las madres que no tienen paz ni consuelo porque les arrebató el crimen el fruto de sus entrañas. Ni siquiera saben dónde están sus cuerpos para darles el último beso y la última caricia con las lágrimas del corazón. Ayúdanos Señor a ser testigos de la verdad, a luchar contra las injusticias, a crear un mundo imperado por la justicia, el amor y el respeto. Ser justos, amorosos y respetuosos con las víctimas que sufren, es ser justos, amorosos y respetuosos contigo, porque tú estás en ellos y con ellos.

Primera Estación: Jesús es condenado a muerte.

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos

R/porque con tu santa muerte redimiste al mundo y a mí pecador.

Evangelio según san Matero (21, 22-23.26).

Pilato les preguntó: “¿Y qué hago con Jesús, llamado Mesías? Contestaron todos: “¡que lo crucifiquen!”. Pilato insistió: pues ¿qué mal ha hecho?”. Pero ellos gritaban más fuerte: “¡que lo crucifiquen! “. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Reflexión.

Son muchas las autojustificaciones, los puntos de vista o las ideologías de grupos radicales, para condenar a los inocentes, hoy como ayer, a Jesús. Ofrecer leyes a modo como la igualdad sustantiva prescindiendo de las diferencias, el uso lúdico de drogas; que los Barrabás de hoy sean impunes; con ellos tenemos que dar besos y abrazos, contra toda justicia y contra la dignidad objetiva de toda persona humana.

Oración.

Jesús, perdón porque te juzgamos en la humanidad que sufre con toda carencia de ética y decoro. Te volvemos a crucificar en los inocentes. Tú y ellos, al final de la historia, serán nuestros jueces por callar e incluso por vociferar con los ánimos populistas, “¡crucifícalo, crucifícalos!”. Es el progreso y el nuevo tiempo de una sociedad que deconstruye el pasado de la verdad y de la justicia, de la objetividad de persona por una nueva jaula que invita a los que se sienten seguros en el redil.

Padre Nuestro.

Segunda Estación, Jesús con la Cruz a cuestas.

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,

R/porque con tu santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Evangelio según san Mateo (27, 27-31)

Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo:”¡Salve, Rey de los judíos!” Luego lo escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella en la cabeza y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.

Reflexión.

A quien es testigo de la verdad y la verdad misma, se le ridiculiza. Qué fácil es la burla de los potentados y de la chusma. Para eso ayudan los ‘moneros’, el juego de palabras y la imagen ingeniosa y perversa. Se trata de desacreditar por todos los medios. Este es el poder de la imagen y del gesto, no usado para el bien, sino para imponer la propia visión; escarnecer a quien tiene derecho a ser escuchado y respetado. Este es otro tipo de violencia y de injusticia.

Oración.

Señor Jesús tú el verdadero Rey de Reyes, eres ultrajado. Concédenos proclamar la verdad y la justicia con respeto y competencia, por quienes hoy sufren el menosprecio y el rechazo.

-Padre Nuestro.

Tercera Estación: Jesús cae por primera vez.

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,

R/ porque con tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.

Isaías (53, 4-6)

Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores: nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus llagas nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él nuestros crímenes.

Reflexión.

Jesús lleva, no su carga, -porque es inocente; es nuestra Cruz la que él libremente asume, por nosotros y por nuestra salvación para vencer el orgullo de los satisfechos y de los que se sienten grandes, aunque como dice las Escritura en los salmos, son como animales que perecen y caerán para no levantarse más.

Oración.

Jesús, gracias por tu abajamiento del cual nos habla san Pablo a los Filipenses (2, 6-8), para liberarnos una vez y otra vez de nuestras caídas. Queremos colaborar contigo a llevar las cruces de nuestros hermanos y de las madres que lloran los crímenes de sus hijos. Concédenos abajarnos contigo, para resurgir contigo en la ayuda a quienes han caído por el dolor de las penas.

-Padre Nuestro.

Cuarta Estación, Jesús se encuentra con su Madre.

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,

R/porque con tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.

Evangelio según san Lucas (2, 34-35.51).

Simeón lo bendijo y dijo a María, su Madre: “Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te trapazará el alma”. Su madre conservaba todo esto en su corazón.

Reflexión.

El viacrucis de Jesús es también el de su Madre María Santísima y de todas las madres que por diversos modos han perdido a sus hijos o los acompañan en sus dolores y sufrimientos. Los sufrimientos de los hijos, son los sufrimientos de las madres a las cuales una espada de dolor traspasa su corazón. La constancia y la fidelidad de una madre, encarna la ternura y el amor del Padre Dios, Padre de Jesús. Los besos y las caricias de la madre, son los besos y las caricias del Padre que no nos deja solos, perdidos en la infinidad del desconcierto y la oscuridad.

Oración.

Madre mía, Madre de Jesús, Madre de las madres que sufren y Madre de las víctimas inocentes, Madre dichosa por creer y acompañar a Jesús. Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Inunda a las madres y a nosotros tus hijos, con tu mirada de consuelo. Estás con nosotros, con la humanidad sufriente, al pie de nuestras cruces, porque también es tu Cruz, Madre Dolorosa.

Padre Nuestro. Ave María.

Quinta Estación, El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz.

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,

R/porque con tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador

Evangelio según san Matero (27,32; 16, 24).

Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Jesús había dicho a sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.”

Reflexión

Las circunstancias nos pueden obligar ha ayudar a los perseguidos, a los que sufren, a los desamparados, a los que lloran. Pero no es alguien extraño para el Corazón de Cristo, y por tanto, no pueden ser ajenos a mi vida y mis ocupaciones. Darles tiempo, es darle tiempo a Jesús; este tiempo es el costo de la vida eterna feliz, porque es familia de Jesús. Acompañar al hermano, a la madre, al que sufre, es acompañar a Jesús.

Oración

Jesús de suyo, tú eres mi divino Cireneo; me ayudas a llevar mi cruz que la has hecho tuya por amor desinteresado. Concédeme ser como tú para ayudar a los hermanos dolientes y a las mamás sufrientes a llevar su cruz, que también es la tuya y también es mía.

Padre Nuestro.

Sexta Estación, Verónica enjuga el rostro de Jesús.

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos

R/ porque con tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.

Isaías (53, 2-3)

No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado.

Reflexión

Verónica o Berenice, -para la tradición griega según Joseph Ratzinger, es la mujer valiente que desafía a la soldadesca; su genio femenino lo pone al servicio de aquel inocente Jesús, que ningún pecado había cometido, y sin embargo, fue tratado como un malhechor. Necesitamos mujeres valientes que pongan en juego su valía femenina para descubrir el ‘rostro de Cristo sufriente’ y salvar a los inocentes no ‘natos’,- no nacidos, que son tratados como malhechores y se les ha sentenciado a muerte. “Los limpios de corazón verán a Dios y reconocerán ese rostro de Dios, el rostro de Jesús, en los pequeñines inocentes que están en el claustro materno.

Oración

Concédenos Señor Jesús, mujeres que tengan la valentía y el arrojo de Verónica. México y el mundo necesitan Verónicas que nos ayuden a descubrir tu Rostro en los pequeños que quieren asesinar y convertirlos en maquillajes, en vacunas o en basura.

Padre Nuestro.

Séptima Estación, Jesús cae por segunda vez.

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos

R/ porque con tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.

Libro de las Lamentaciones ( 3, 1-2.9.16)

Yo soy el hombre que ha visto la miseria bajo el látigo de su furor. El me ha llevado y me ha hecho caminar en las tinieblas y sin luz. Ha cercado mis caminos con piedras sillares, ha torcido mis senderos. Ha quebrado mis dientes con guijarro, me ha revolcado en la ceniza.

Reflexión

Jesús cae para levantarnos. Hemos caído cada vez más bajo desde la primera caída de Adán. Ha sido una cadena de caídas, hasta el día de hoy, en la cual se nota el hastío de la verdad, de la bondad y de la belleza; el alma humana tan vacía, que ha sacado a Dios de su corazón, por el neopaganismo que ofrece solo la oquedad de la nada. Estos hermanos son víctimas de las ideologías o de la marea del montón de los manipulados, que gozan la libertad del espacio de una jaula, que no van más allá de la epidermis o de sus vicios que los proclama ‘moda’ y novedad última.

Oración.

Jesús, la densa oscuridad ha caído en nuestro mundo y en nuestra época: eclipse de Dios, eclipse del hombre, eclipse de la familia. Entramado de mentiras tejidas por las ideologías, del pensamiento único y monocolor que adocena a los jóvenes, sin horizontes, sin el sentido maravilloso de una vida abierta a los grandes ideales que comportan caminos para encontrarte a ti y recibir tu abrazo: el camino de la verdad, que exige silencio y seriedad en el pensamiento; recorrer el camino de la bondad, sin esperar nada a cambio, solo con la alegría del compartir; retomar el camino de la belleza que no se quede en la superficie del requiebro, sino en la hondura del alma, para gozar sus destellos que nos llevan a Ti, Creador de este cosmos portentoso. En ti podemos recapitular todas las cosas, empezando con el ser humano y su entorno.

Padre Nuestro.

Octava Estación, Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén.

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos

R/ porque con tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.

Evangelio según san Lucas (23, 28-31).

Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí, lloren por ustedes y por sus hijos, porque miren llegará el día en que dirán: “dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado”. Entonces empezarán a decirles a los montes: “desplómense sobre nosotros”; y a las colinas: “Sepúltenos”; porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?

Reflexión

Qué terrible es la superficialidad de sentimientos sin obras; de juicios lastimeros, pero sin la conversión verdadera del corazón. El mal se le puede ver como un cambio de época, la ética vaciada de contenidos y dejarle el beatífico histórico al ahora; no más la ética, sino la moda. El mal es parásito del bien; el Señor Jesús vino a salvarnos del pecado que lleva a la condenación eterna. No se puede dejar el juicio moral a la decisión de la mayoría; porque el juicio será individual, en primer lugar, al fin de nuestra vida. No puede haber salvación si no ponemos los medios: una buena confesión, el practicar la oración, el cumplir el deber, y la práctica efectiva de la caridad. Todavía es tiempo. Arrepintámonos y creamos en el Evangelio de Jesús, que transita por la vía dolorosa.

Oración

Jesús ten piedad de nosotros, de tu Iglesia, a la cual atacamos, porque no la amamos y porque ignoramos que es nuestra barca de salvación. Concédenos la gracia de amar a Pedro que hoy se llama Francisco y a nuestro Obispo de Querétaro, que hoy es Fidencio. Con humildad unamos nuestros esfuerzos para vivir la comunión de amor, porque el amor lo vence todo y porque el amor es digno de fe. Ese amor que sigue tus huellas. Amor comprensivo y servicial, amor que cree y espera sin límites. Porque el amor no pasará jamás.

Padre Nuestro.

Novena Estación, Jesús cae por tercera vez.

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos

R /porque con tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.

Del libro de las Lamentaciones ( 3,27-32).

Bueno es para el hombre soportar el yugo desde su juventud. Que se sienta solitario y silencioso, cuando el Señor se lo impone; que ponga su boca en el polvo: quizá haya esperanza; que tienda la mejilla a quien lo hiere, que se harte de oprobios. Porque el Señor no desecha para siempre a los humanos: si llega a afligir, se apiada luego según su inmenso amor.

Reflexión

La tercera caída de Jesús, debemos considerarla de cara a los consagrados, como nos enseñó Joseph Ratzinger. Cuando la arrogancia opaca al discípulo de Jesús pobre, humilde y obediente; cuando celebramos los sagrados misterios y ocultamos la presencia del Señor, para aparecer nosotros, los preparados, los inteligentes, los buenos, los efectivos. Nuestra mediocridad y nuestro pecado han dañado el Rostro, la Santa Faz del Señor.

Oración

Sumo Sacerdote y Víctima de propiciación por nuestros pecados; caes por tercera vez para levantar a tus amados del polvo y del estiércol. Te has abajado para reconciliarnos contigo. Danos tu perdón: Señor ten piedad de tus sacerdotes. Te santificaste por tu martirio para lavar nuestras inmundicias y pecados.

Padre Nuestro.

Décima Estación, Jesús es despojado de sus vestiduras.

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos

R/porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.

Evangelio según san Mateo (27,33-36)

Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir ‘la Calavera’), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes y luego se sentaron a custodiarlo.

Reflexión

El vestido indica el status social. Es parte de la identidad. Ser despojado de la vestidura, es colocar a alguien en situación de vergüenza y marginación: ‘no eres nadie’. Cuántos niños y mujeres son despojados de su dignidad en nuestros días y en los más variados espacios y rincones de la tierra. Trata de niños, trata de niñas, trata de mujeres, trata de migrantes, agravado por el tráfico de órganos, deleznable y diabólico. A qué niveles de perversidad y de maldad se ha llegado. Ahí está el Señor que sufre hoy el despojo en las víctimas inocentes.

Oración

Señor, ten piedad de nosotros. Hemos pecado y hemos cometido lo que es abominable a tus ojos. Tú cargas con el pecado del mundo, más abyecto y ruin; por codicia y maldad eres despojado del decoro y la dignidad en nuestros hermanos. Señor, ten piedad, Cristo ten piedad, Señor ten piedad.

Padre Nuestro.

Undécima Estación, Jesús es clavado en la Cruz

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos

R /porque con tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.

Evangelio según san Mateo (7, 37-42)

Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: ‘Este es Jesús, el Rey de los judíos’. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban, lo injuriaban y decían meneando la cabeza: ‘Tu que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz’. Los sumos sacerdotes con los letrados y los senadores se burlaban también diciendo: ’A otros ha salvado y él no se puede salvar. ¿No es el Rey de Israel? Que baje ahora de la cruz y le creeremos’.

Reflexión

El estudio pormenorizado de la Sábana Santa de Turín, – evangelio gráfico de la Pasión del Señor Jesús como lo consideraba san Pablo VI, da cuenta de la crueldad inmisericorde de la crucifixión. Se cumple lo que dice el Deuteronomio: ‘Maldito el que pende de un madero’. A esto se suman las burlas de los cínicos. Por supuesto que el Señor, pudo bajarse de la Cruz y derribarla a hachazos como lo expresa la pintura al respecto de Orozco. Pero el Señor ‘aprendió a obedecer sufriendo’ como dice la carta a los Hebreos. Es por nosotros y por nuestra salvación que Jesús es crucificado. En sus llagas somos curados. Solo él puede salvarnos a nosotros y a toda la humanidad de la decadencia humana, del crimen y de tantos infiernos encendidos por la perversión del corazón.

Oración

Señor Jesús, no te bajes de la Cruz; es tu trono y el inicio de tu reinado, como lo anunciaste que reinarías desde la Cruz, ‘cuando yo sea elevado a lo alto, afirmando como iba a morir como lo atestigua san Juan en su Evangelio. El madero maldito, lo convertiste por tu amor redentor, en árbol bendito de vida y de salvación. Gracias por tu sangre de esos clavos de tus manos, de tus pies y de tu Costado que nos salva y nos purifica.

Padre Nuestro

Duodécima Estación, Jesús muere en la Cruz

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos

R/ porque con tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.

Evangelio según san Mateo (27, 45-50.54)

Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde Jesús gritó: ’Elí, Elí lemá sabactaní’, es decir ‘Dios mío Dios mío, ¿por qué me has abandonado?’ Al oírlo algunos de los que estaban por allí dijeron: ’A Elías llama éste’ Uno de ellos fue corriendo; enseguida cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: ’Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo’. Jesús, dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu. El centurión y sus hombres que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados: ’Realmente éste era Hijo de Dios’.

Refexión

Jesús en la Cruz ora y vive el Salmo 22, en el cual expresa el abandono de Dios, que experimentan místicamente aquellos que son purificados por la noche pasiva del espíritu; amar tanto a Dios que experimenta esa separación; es inimaginable. Comparable a verse separado como los condenados para siempre en el infierno, nada más que éstos ‘dejan toda esperanza si entran’ como dice el Dante. Separación que es la angustia de sentir la nada. Irse al abismo sin final. Su cercanía al pecado, siendo inocente llega hasta este estado. Eso es la consecuencia del pecado ‘separación de Dios’ separación del amor y de la dicha.

Oración

No tengo Jesús otras palabras que decirte, ‘gracias’, desde lo más profundo del corazón. Concédenos descubrir las consecuencias terribles del pecado que llevan a estar separados de la fuente de la vida, del amor y de la felicidad por toda la eternidad, para siempre, para siempre. Solo tú muerte de Cruz y el grito de ‘abandono’ nos pueden descubrir el horizonte que nos espera, al margen de ti.

Padre Nuestro

Decimotercera Estación, Jesús es bajado de la Cruz y entregado a su Madre

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,

R /porque con tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.

Evangelio según san Mateo (27, 54-55)

El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados: ‘Realmente éste era Hijo de Dios’. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderle.

Reflexión

Dentro de esas mujeres está su Madre María, con el discípulo amado san Juan y santa María Magdalena. El Hijo cumplió con el mandato de amor del Padre; Verbo encarnado nacido de una Mujer para rescatar a los que estábamos sometidos a la ley. María abraza a su Hijo, y en él a todos los que, a través de los viernes santos de la historia, siguen muriendo cruelmente, crucificados en su dignidad; mujeres madres que María acompaña; discípulos humildes y limpios de corazón con san Juan. Así empieza la Iglesia desde el Costado traspasado del cual brotaron los sacramentos de la vida, sangre y agua, eucaristía y bautismo. Así continuará la Iglesia, con María, la primera Iglesia.

Oración

Madre que tienes a tu Hijo en tus brazos; recíbeme y recíbenos, porque es esa es nuestra obra de dañar el cuerpo de tu Hijo amado y el Hijo del Padre en el cual depositó todas sus complacencias. Recibe a los cristos rotos, encarnados en la humanidad doliente y crucificada de los inocentes y de las madres destrozadas. Sé tu su consuelo. Gracias Madre.

Padre Nuestro. Ave María.

Decimocuarta Estación, Jesús es depositado en el sepulcro.

-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos,

R /porque con tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador

Evangelio según san Mateo (25, 59-61)

José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro.

Reflexión

El cuerpo inerte de Jesús, deshonrado por la maldad humana, es honrado, al ponerlo en un sepulcro nuevo y al ser ungido con bálsamo precioso. Como el trigo ha sido depositado para que florezca la vida en abundancia. Ahí está su cuerpo maltrecho, aguardando la inmediata resurrección. Porque era necesario que el Mesías padeciera para así entrara en su gloria, como lo enseño Jesús resucitado a los discípulos de Emaús. Por eso ‘esperanza y aleluya’. Si con él sufrimos con él reinaremos, si con él morimos, con él resucitaremos. Esta es la pascua doliente del Señor, que nos lleva a su pascua gloriosa. La verdad, la bondad y la belleza de Dios habrán de triunfar por siempre, después de un tiempo y de otro tiempo; hay que creer en su Amor, a pesar de los momentos difíciles y de los días inaguantable. A las mamás que perdieron a sus hijos, ‘tengan esperanza, yo he vencido al mundo, que acabó con la vida de sus hijos.

Oración

Señor Jesús, tú nos devuelves la esperanza; nos das la luz. Queremos seguirte porque tu en verdad eres la luz de la vida. Tu tienes palabras de vida eterna. Acoge a las víctimas inocentes; tú estás presente en ellas. Queremos reconocerte en los rostros heridos y los corazones rotos de ellos y de sus madres. Concédenos ofrecerle el hogar de nuestro corazón y el perfume de nuestro amor. Amén.

Alma de Cristo…

 
Imagen de djedj en Pixabay


 

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