Por Mauricio Sanders

Democráticamente hablando, México está reprobado. En un índice de democracia preparado para 167 países, nuestro país ocupa el lugar 90, con un puntaje total de 5.14 en una escala del 0 al 10. Está por debajo de la mediana, que corresponde a Senegal, y de la media, que es 5.23. Según este índice, los países que sacaron arriba de 9 son Noruega, Nueva Zelanda e Islandia. Corea del Norte, Birmania y Afganistán recibieron casi 0.

Régimen híbrido

El índice agrupa a los países en cuatro categorías: democracias plenas, democracias defectuosas, regímenes híbridos y países autoritarios. México está catalogado casi a la mitad los regímenes híbridos, el mejor calificado de los cuales es Bangladesh, con 5.87. El régimen híbrido más cerca de ser autoritario es Mauritania, con 4.14.

Nuestro país está lejos de las calificaciones que obtuvieron sus principales socios comerciales, Canadá, con 8.69, y Estados Unidos, con 7.85. México está en el lugar 16 de Latinoamérica, más cerca de Nicaragua que del país más democrático del subcontinente, Uruguay, el cual, junto con Costa Rica y España, está entre las tres democracias plenas del orbe hispanohablante.

La calificación de México es la más baja desde 2006. En 2011 y 2010, nuestro país alcanzó 6.93, con lo cual se ubicaba más o menos a la mitad de las democracias defectuosas. A partir de 2020, dejó de pasar de panzazo. Lleva tres años seguidos sin poderse llamar ni siquiera un país defectuosamente democrático.

Factores esenciales

El puntaje se compone promediando cinco factores: proceso electoral y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política y libertades civiles. En proceso electoral y participación política, México aprueba. Si bien saca 4 en funcionamiento del gobierno, el factor que más pesa en la mala nota es su muy deficiente cultura política: un 1.88 de dar lástima.

Para medir cultura política, el índice indaga sobre el grado de consenso social que da sustento a una democracia funcional. Se hace preguntas como las siguientes: “¿Qué porcentaje de la población piensa que la democracia sirve para mantener el orden público o favorecer el desarrollo económico? ¿Qué porcentaje piensa que sería deseable tener un Ejecutivo fuerte que estuviera por encima de Legislativo? ¿Qué porcentaje preferiría un régimen militar o una dictadura tecnocrática?”

Sin apoyo popular

En general, por cultura política el índice entiende el apoyo popular que sostiene a una democracia. Y según el índice, en México el apoyo es raquítico. La pata más coja son los gobernados, no los gobernantes. A pesar de que nuestros votos cuentan, a los ciudadanos nos faltan cultura cívica, educación democrática y patriotismo ilustrado. Nuestra democracia nos importa, pero nada más un domingo cada seis años. Somos jarabe de pico y tacos de lengua, no mucho más.

Parece improbable que la Marea Rosa y sus marchas y concentraciones basten para subir la nota de México. La lección es que la democracia se parece a la escuela: para que te vaya bien, es inútil desvelarse estudiando la noche antes del examen, si te quedas dormido en la clase. Mejor es estar atento en el salón, tomar apuntes y repasarlos a diario, aunque sea quince minutos.

Si alguien tiene curiosidad, puede encontrar el índice completo, junto con interesantes notas, en “The Age of Conflict, Democracy Index 2023”, documento preparado por The Economist Intelligence Unit.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 9 de junio de 2024 No. 1509

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