Por Mary Velázquez Dorantes

Las jaculatorias son una herramienta de oración que nos alejan del pecado y nos acercan a Dios; son conocidas porque se trata de una breve oración o invocación que ayuda a rezar una plegaria hacia el cielo. Existen diferentes formas de utilizarlas en nuestra vida de oración, por ejemplo, para conversación con Jesús, para pedir la intercesión del Espíritu Santo, para alabar a Dios Padre, y para hacer rechazar los pensamientos que nos llevan al pecado, por ejemplo, los de ira o envidia. En esta edición te vamos a explicar cómo utilizarlas en tu vida diaria.

ORACIÓN CREATIVA

Si estás pasando por una crisis de desasosiego espiritual, o sientes temor infundado, o alguien te hizo enojar tremendamente, las jaculatorias son oraciones creativas que nos ayudan a calmar nuestro espíritu, dado que son oraciones espontáneas pero fervorosas, y se pueden utilizar en cualquier situación y momento del día. Algunos teólogos afirman que al orar a través de las jaculatorias nos conectamos de forma impulsiva con Dios y nos abren el camino para una vida en oración, por ejemplo: “Gracias Señor Jesús”, “Alabado sea Dios”, “Dios ten piedad”. Son jaculatorias que de forma repetitiva nos permiten mantener a raya los pensamientos intrusivos, las acciones de ira y cólera, así como los pensamientos de envidia y vanidad.

INSPIRACIÓN DE LOS SANTOS

Muchos santos católicos utilizaron las jaculatorias para establecer un modo de oración con Dios y la Virgen María, gracias a ellas lograron espacio para meditar y luego incluir las Sagradas Escrituras, los salmos, el rosario y otras formas de ir avanzando en la vida orante. Las jaculatorias para los santos eran herramientas indispensables que alejaban las acechanzas del demonio, y les permitían tener una vida concentrada en la fe, así como un método para tocar las puertas hacia una conversación con Dios. Por ejemplo, Sor Faustina con la jaculatoria “Jesús, en ti confío” o Santa Clara de Asís con “Gracias Señor por crearme”. Muchos santos consideraban que las jaculatorias encienden el corazón y permiten que Dios pueda entrar en nuestra vida cotidiana.

ÚTILES ANTES Y AHORA

Este tipo de oración se comenzó a utilizar con la formación de las primeras comunidades cristianas en Roma, les permitían a los primeros cristianos exclamar y pedir intercesión de Dios, así como de la Virgen, y la definieron como una oración a modo de dardo, rápido y profundo para quien se dirige. En los primeros ejercicios espirituales se usaron para que el alma pudiera evitar las mortificaciones del pecado, y en los tiempos actuales son una herramienta que se recomiendan utilizar para cuando se siente un peligro, cuando el denomino acecha la mente y perturba el suelo, para fortalecer la vida interior y para evitar que se apague la vida espiritual. Se pueden utilizar en las jornadas de trabajo, quehaceres en el hogar, durante trayectos largos de un viaje, puesto que sirven de bálsamo para las preocupaciones diarias.

ORACIÓN CONSTANTE

La vida cristiana en medio del bullicio del mundo se colma con la oración, los tiempos modernos parecieran no dejar espacio para la calma o la quietud del espíritu que ora, es por ello que las jaculatorias se convierten en exhortaciones bellas par los corazones inquietos. La vida espiritual requiere de este tipo de ejercicios que durante toda la historia no ha perdido vigencia y resultados. Con ellas nos acercamos a la gracia de Dios de forma interrumpida y se consolida una forma de oración perenne.

·         ELIGE UNA JACULATORIA PARA CADA SITUACIÓN

  • Jesús, Verdad divina, libéranos de toda mentira y engaño.
  • Jesús, Amigo verdadero, comparte nuestra alegría y nuestras penas.
  • La gracia del Espíritu Santo ilumine nuestros sentidos y nuestros corazones.
  • Espíritu Santo, dulce huésped del alma, permanece conmigo y haz que yo
  • permanezca siempre contigo.
  • Dios te Salve, Santísima María de Guadalupe
  • Tú, la perfecta y siempre Virgen, Santa María, enséñanos a amar.
  • Madre de trato tan cariñoso que cautivas a las personas, ruega por nosotros.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 8 de septiembre de 2024 No. 1522

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