José Eduardo Vázquez Garfias, más conocido como Lalo Garfias, nació en la ciudad de Querétaro, tiene 31 años de edad y una licenciatura en mercadotecnia. Dios le ha dado el talento de tocar corazones, sobre todo a través de la música, en la cual se ha preparado mediante diversos cursos y certificaciones
Por Chucho Picón
Lalo, a través de estudiar la música, ¿qué has descubierto?
▶ Uno de mis maestros, Manuel Peña, en la actualidad tiene 95 años de edad. Es ejemplar; vive con su esposa, y eso me hace ver que sí es posible un matrimonio para toda la vida.
Lo primero que él me dijo fue: «Si quieres cantar bien, tienes que estar en paz con Dios». Y eso es lo que yo anhelo. A través del testimonio de mi profesor, de su tiempo y de su paciencia, fue como me fue abriendo la voz.
¿En qué momento descubriste este talento tuyo: fue en un momento de oración, o cómo percibiste este llamado?
▶ La música siempre estuvo en mis sueños desde mi infancia; pero cobró sentido cuando realmente se la ofrecí a Dios. Fue por una promesa, un acuerdo fundamental con Él de ser un músico católico.
Esto me generó una gran libertad en el sentido de que definitivamente es por decisión propia y por conciencia mi decisión de ser católico para toda la vida, y ser músico también. Y así es que me dedico al servicio de la Iglesia a través de la música.
¿Eres músico, cantante o compositor?
▶ Las tres. Me encanta componer: tengo más de cien composiciones. El próximo mes presento mi segundo disco.
¿Y cómo compones?
▶ En momentos de oración, a través de historias, a través de sueños, después de haber conversado con amigos que me cuentan sus historias… Compongo a través de mis emociones, de los sentimientos, pero sobre todo de la oración. A veces aunque no le pida a Dios una canción Él me la regala; otras veces se la pido pero no es momento de escribir.
Si tocas los corazones de quienes te escuchan, ¿puede decirse que también evangelizas?
▶ Sí, soy un músico católico evangelizador. Ése es el término que en esta diócesis se le está dando a través de la Comisión Profética; el padre Valera y el padre Rogelio Olvera nos están aceptando, abrazando, y es como un movimiento familiar. A través de Alfredo Durán y su familia, que es una persona muy importante en mi vida, nos acercan a la Iglesia a través de una comisión específica, a fin de servir en la Dimensión de Biblia y de Misión Permanente. También están ahí mi mamá y mi hermana con sus hijos y su esposo, porque hay cabida para las familias dentro de la música.
¿Hubo músicos católicos que, antecediéndote, te inspiraron para tomar este camino?
▶ Aprendo mucho de Martín Valverde, pero me inspira más mi mamá. Ella no sólo me apoya y me alienta, sino que es la que me hizo conocer a Martín Valverde; él es un gran hombre, pero mi mamá es mi mamá. (N. del E. Su mamá es la cantautora Lucy Garfias que tiene más de 30 años evangelizando con sus cantos).
Lalo, en los músicos católicos también hay géneros o estilos, aunque todos alaban o hablan de Dios. ¿Cómo definirías tu estilo?
▶ En este momento, en esta etapa, mi estilo invita mucho a la reflexión. Pero no siempre es así, pues mi corazón invita mucho a bailar, a danzarle a Dios.
Sin embargo, pues, esta etapa es para llevar a la reflexión, a abrir el corazón. La Biblia dice que el arte de la sabiduría es la reflexión, y yo lo asumo como mi talento para este momento.
¿Cuál es tu sueño?
▶ Mi principal sueño es la santidad y cumplir la voluntad de Dios; eso lo tengo claro. Si Dios me lo permite, seguir evangelizando por todo el mundo a través de la música. Tener una familia, encontrar a una mujer con quién casarme, y convertirme en un papá ejemplar. Me gustaría ir a la JMJ de 2019, en Panamá a cantar; pero será Dios quien me irá guiando.
¿Los interesados dónde pueden encontrar tu música?
▶ Estoy en las plataformas digitales. En Facebook me pueden encontrar como «Lalo Garfias Oficial»; también en Instagram, Twitter, Spotify, y también pueden descargar música desde iTunes.
Sirvo en el templo de Santa Rosa de Viterbo, en la ciudad de Santiago de Querétaro; canto en la Misa casi todos los domingos.
Publicado en la edición impresa de El Observador del 23 de diciembre de 2018 No.1224