1- San Felipe de Jesús, hijo de españoles radicados en la Nueva España, nació en Ciudad de México el 1º de mayo de 1572. Su nombre completo fue Felipe de las Casas Martínez, y su familia lo llamaba «Felipillo».

2- Era el mayor entre once hermanos, y viajaba mucho con su papá a Acapulco, pues éste era comerciante que se abastecía de las mercancías que llegaban en barco desde Filipinas, Chile y Perú.

3- Felipe era muy inquieto, travieso y mal estudiante. No estaba seguro de dedicarse al oficio paterno. Consideró hacerse religioso y tomó el hábito franciscano en el convento de Santa Bárbara, en Puebla; pero permaneció ahí muy poco porque no resistió la austeridad.

4- Regresó a casa y quiso ser platero, oficio que desempeñó sin mucho éxito. Después comenzaron a atraerle las maravillas de Oriente, el comercio de ultramar y las ganas de aventurarse por esas tierras.

5- En 1590, cumplidos los 18 años de edad, su padre lo envió, pues, a Filipinas, para que probara fortuna y se dedicara al comercio. Felipe se estableció en la ciudad de Manila, donde al principio se dejó deslumbrar por la vida mundana, mas luego sintió un gran vacío de Dios.

6- Escuchó una vez más el llamado del Señor, que le decía: «Si quieres venir en pos de Mí, renuncia a ti mismo, toma tu cruz y sígueme» (Mt 16, 24). Experimentando una fuerte conversión y madurando su vocación, ingresó de nuevo con los franciscanos, tomando el nombre de Felipe de Jesús.

7- Se dedicó con total entrega a su formación espiritual y a la atención de los necesitados. Cuando completó sus estudios se le ordenó viajar a la Nueva España para ser ordenado sacerdote, pues en Filipinas no había obispo que lo consagrara.

8- En 1596 se embarcó en el galeón «San Felipe» junto con comerciantes y otros frailes, franciscanos y agustinos, rumbo a Acapulco. Pero una gran tempestad desvió el barco, que acabó naufragando en las costas de Japón.

9- Al menos 150 mil japoneses se habían hecho cristianos en los años anteriores; pero en el tiempo del naufragio había persecución religiosa: se había decretado la expulsión de los misioneros y se habían destruido todos los templos cristianos.

10- Las autoridades japonesas expropiaron las riquezas que llevaba el barco, y, para encubrir el robo, el emperador alegó que los frailes estaban incurriendo en el delito de predicar el Evangelio, y que, además, preparaban una invasión militar. Se apresó sólo a los religiosos y se les sentenció a muerte.

11- Los prisioneros estuvieron encerrados en Kioto. El 3 de enero de 1597 a todos les cortaron la oreja izquierda. Luego se dio la orden de ejecutarlos en Nagasaki. Los condujeron entre humillaciones y maltratos, y el 5 de febrero de 1597 fueron martirizados. En total ese día murieron crucificados 26 cristianos, entre religiosos y seglares.

12- San Felipe de Jesús no podía hablar desde su cruz porque estaba casi colgando de la argolla que le sujetaba el cuello. Apenas logró gritar: «¡Jesús, Jesús, Jesús!». Viendo que agonizaba, sus verdugos lo mataron al modo acostumbrado: con dos lanzas atravesaron sus costados, y cruzándose en el pecho.

TEMA DE LA SEMANA: SAN FELIPE DE JESÚS

Publicado en la edición impresa de El Observador del 3 de febrero de 2019 No.1230

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