Efímeras, dolorosas, en la desolación, cortas, breves, son algunas caras del amor actual. Pareciera que el siglo XXI es el siglo de la disolvencia, donde las relaciones amorosas no se escapan, donde el amor viene con fecha de caducidad o dividido en episodios o temporadas, quizás fuertemente reemplazado por el hedonismo y el consumo de los afectos.
Por Mary Velázquez Dorantes
Los libros de autoayuda parece que tienen una fórmula de experiencias negativas o de singulares expectativas para las nuevas generaciones, basadas en las circunstancias de los tiempos y en la banalidad de la vida cotidiana. En los nuevos tiempos las relaciones amorosas se viven con intensidad, pero a corto plazo; se asocian a pasiones que revolotean como olas sensoriales y se convierten en las tormentas del recuerdo.
Algunas de las relaciones amorosas viven suspendidas, otras dentro una crisis y algunas se arrastran de por vida, pero el amor no puede ser así siempre. Entonces, ¿por qué los jóvenes actuales sufren mucho en el amor? Aquí algunas pistas para evitar el corazón roto y la memoria amorosa enferma.
AMORES SANOS
La caducidad del amor está fuertemente ligada a la salud amorosa. El amor que duele, que sospecha, que intriga o que simplemente no existe, es un amor enfermo, que al terminarse provocará grandes crisis existenciales.
Un amor sano nace del dialogo, el respeto, la diversión mutua, el entendimiento. Los amores aventureros y cuyas expectativas son de riesgo no pueden durar mucho; sentirse solo con una pareja es la mejor pista para descubrir que no se está amando saludablemente; otra pista es reconocer que cada persona es responsable de su estado emocional, no se puede depositar la felicidad o el bienestar del uno en el otro. Los amores sanos hacen uso de la empatía, evitan los reproches y las mentiras. El tiempo de duración de un amor sano es quizás eterno, siempre y cuando se sigan reglas básicas: una buena comunicación, asertividad emocional, sinceridad afectiva, confianza mutua, hábitos amorosos en los que la infidelidad no tiene espacio, el chantaje no cabe, la codependencia estorba y la culpa no existe. Ambas partes deben saber que el amor sano camina inmerso en el apoyo, la cooperación, el entendimiento, y no responde a los caprichos o a las modas que la nueva vida impone.
ENTENDER LA PSICOLOGÍA DEL AMOR
En medio de la confusión por las nuevas tendencias, las redes sociales, las plataformas para encontrar pareja, los nuevos escenarios de vivir, existe algo fundamental para que el amor no caduque: entender la psicología del amor. Hombres y mujeres son distintos. No obstante, el amor es la situación más elevada entre las relaciones afectivas; el amor es el fundamento del alma. Por lo tanto, las nuevas generaciones deben aprender en qué consiste, dado que se ha confundido el entusiasmo amoroso con la divinización amorosa. El amor ha sido la víctima del desamor y la dimensión existencial de los jóvenes agoniza entre estas brechas.
La psicología del amor consiste en ingredientes afectivos, sensitivos e incluso intelectuales del amor, una cultura del buen trato, de la cortesía y la gratitud entre las personas. Las personas se eligen para vivir una experiencia amorosa, pero lo deben hacer de forma primitiva, rústica o bestial, afirman los psicólogos. El amor se considera el nivel fundamental de la perspectiva existencial, dado que ilumina de forma individual, y en pareja provoca intensidad en la vida cotidiana pero también enaltece el grado espiritual humano, y es justamente lo que se requiere para evitar la caducidad amorosa.
REDUCIR LA INCERTIDUMBRE
En tiempos donde las modas vencen, los productos se agotan y las crisis explotan, se está volviendo natural «creer» que el amor también lo hace. Por ello es necesario reducir la incertidumbre de los afectos. Confiar en el amor es el factor clave, no reducir las relaciones amorosas a la etapa del enamoramiento porque eso es fugaz. Se vive un tiempo donde el amor se estudia por todas las vías, y las experiencias amorosas se reducen a conceptos tales como erotismo, placer, o, en el otro lado de la línea, el amor ideal que busca llenar las expectativas y necesidades del otro sin tomar en cuenta a la persona como tal.
Todo ello provoca incertidumbre, generando sensaciones incompletas, o colocándolo bajo la «cantidad del amor». Todos estos factores lo único que producen son conflictos, rupturas y separaciones, y han producido mensajes de caducidad sobre uno de los afectos que mayor equilibrio producen entre los seres humanos.
SEÑALES QUE TE DICEN SI ESTÁS APRENDIENDO A AMAR
- » Te valoras y valoras a la persona
- » Luchas por superar tu egoísmo
- » Buscas una persona con identidad
- » Luchas por un amor auténtico
- » Buscas una vida plena
- » Eres capaz de amar y ser feliz en cualquier circunstancia
Publicado en la edición impresa de El Observador del 1 de septiembre de 2019 No.1260