¿Cómo era físicamente Martín de Porres?
Aunque suele decirse que san Martín de Porres fue el primer santo negro, no era negro sino mulato, es decir hijo de un progenitor negro y otro blanco.
Según declaró un sacerdote que lo conoció, el santo peruano «era de diminuta figura y pequeña estatura».
Con el tiempo se llegó a especular que pudo ser de rostro delgado y nariz ancha. Pero hoy ya se tiene total seguridad de que tenía la piel oscura, el cabello negro, la frente amplia, el mentón cuadrado, los pómulos pronunciados y la nariz lineal. ¿Cómo se averiguó esto?
La Universidad Inca Garcilaso de la Vega, junto con el equipo brasileño de Antropología Forense y Odontología Legal, la Sociedad Peruana de Odontología Legal y Forense, y la Universidad San Martín de Porres, se dieron a la tarea, en el año de 2015, de reconstruir el rostro de san Martín de Porres. Para ello exhumaron su cráneo el 2 de agosto de aquel año, y con él hicieron la reconstrucción facial.
Jesús Quiroz, odontólogo forense y perito en criminalística de la Universidad San Martín de Porres, informó que, «pese a ser hijo de una africana, san Martín de Porres tenía rasgos finos. Eso nos llevó a investigar las regiones del norte de África donde sus pobladores presentan las mismas características, y con ello concluimos que uno de sus ancestros, ya sea abuelo o bisabuelo, ha debido de ser de dicha zona».
Los trabajos de reconstrucción, que incluyeron el uso de tecnología digital en 3D, dieron por resultado la imagen superior de esta nota, que se considera corresponde en un 85% al rostro real de san Martín a los 60 años —edad de su muerte—, cuando se hallaba consumido por el exceso de ayunos y trabajos. Además, resulta que la reconstrucción tiene mucha semejanza con un retrato del santo que se conserva en el convento de Santo Domingo, de Lima, y que data del siglo XVII.
Ejemplo de penitencia
La penitencia no es sólo para Cuaresma, para grandes pecadores o para cuando se atraviesan malos tiempos. Eso lo sabía muy bien san Martín de Porres, por eso la ejerció de continuo en el convento, yendo mucho más allá del mínimo que la Orden de los Dominicos establecía, y ofreciendo todo esto por la salvación de su alma y de las almas de los demás:
- Los días en que la comunidad de frailes comía carne, san Martín reducía su propia alimentación a una escudilla de caldo y algunas verduras; y en los días que se servía pescado en el convento, él sólo comía algunas legumbres.
- Ayunaba todos los años a pan y agua desde el Jueves Santo hasta el día de Pascua a mediodía. Pero por la fiesta de la Resurrección se permitía, para celebrar, comer yucas y camotes; y el segundo día de Pascua comía por la solemnidad una sopa y unas pocas coles, pero sin nada de carne.
- Todos los días, después de las oraciones, se encerraba en su celda tres cuartos de hora para orar y azotarse la espalda con una «disciplina» que tenía tres terminaciones de hierro. También fue visto en lugares solitarios del monasterio dándose muchos azotes en las pantorrillas y en las plantas de los pies por medio de varas de membrillo.
- Usaba una túnica de jerga muy áspera, y un cilicio de cerdas como jubón.
- No tenía sábanas en su cama. Una vez que estuvo enfermo en cama, y al ver el Padre Provincial que no tenía el santo con qué cubrirse en el lecho, le ordenó por obediencia que usara sábanas. San Martín, con toda humildad, le imploró:
«¿A un perro mulato que en el siglo no tuviera qué comer ni qué dormir, manda vuestra paternidad que se acueste entre sábanas? Por amor de Dios, que vuestra paternidad no me
lo permita».
¿De qué es santo patrono?
A veces de manera oficial, por parte de la Iglesia, y otras de manera popular, los amigos de Dios, que interceden desde el Cielo por aquellos que aún peregrinan en la Tierra, son designados como «santos patronos» de alguna causa en particular. A san Martín de Porres se le considera santo patrono de varias cosas:
- Santo patrono de los enfermos y los pobres.
- Santo patrono de los barberos.
- Santo patrono de los barrenderos.
- Santo patrono de la justicia social. Título dado por las autoridades civiles de Perú, aprobado por Pío XII, y reafirmado por Juan XXIII.
- Patrón universal de la paz.
Deprecaciones
- Por la esperanza heroica que tuviste en alcanzar la felicidad del Cielo por los méritos de la sangre de Cristo, obténme de nuestro buen Dios el favor que te pido, padre mío Martín. Padre- nuestro, Avemaría y Gloria.
- Por la caridad con que amaste a Dios sobre todas las cosas, y socorriste en cualquier necesidad al prójimo, no me dejes desconsolado en esta aflicción, padre mío Martín. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
- Por las austerísimas penitencias con que discretamente mortificaste tu alma y cuerpo, y por las extraordinarias gracias con que Dios te auxilió en este ejercicio, consígueme lo que solicito, amado padre mío Martín. Padre- nuestro, Avemaría y Gloria.
- Por el regalo grande que te hizo el Señor Crucificado en la oración, dame espíritu de compunción; no me olvides y concédeme la gracia que solicito. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.