La realidad del mundo es dramática, con altas dosis de estrés. Está llena de cuadros ansiosos, estadísticas de cuadros depresivos y un largo etcétera que dibuja el panorama en negativo. Muchas de estas realidades son producto de nuestro estado de alerta, esa campanilla que nos agobia por lo que sucede o no sucede en nuestras vidas.

Por Mary Velázquez Dorantes

Es momento de parar, de mirar la vida con menor rigurosidad emocional y tecnológica, desactivar el cortisol que nos genera cada cuadro de estrés y activar la fe, basada en la oración, el silencio, los momentos de calma.

¿Cómo podemos cambiar de un estado a otro?, ¿es acaso una tarea titánica?, ¿tenemos un interruptor interno que nos da permiso de cambiar de off a on? La respuesta es sí. Por alguna maravillosa razón el ser humano ha sido diseñado con una variabilidad de cambios casi perfectos, sólo que no los vemos, porque los episodios de la vida nos desconectan de la paz, la tranquilidad y la armonía. Pareciera que nuestra fe tiene fecha límite, o que viniera con períodos de caducidad, sin embargo, activarnos en modo fe nos va ayudar a evitar grandes peligros en este nuevo año. En esta edición de El Observador de la Actualidad te vamos a decir cómo hacerlo.

PROGRÁMATE PARA ORAR

No es fácil, tampoco es imposible. Es una cuestión de hábitos y disciplina. Orar resulta científicamente una gran herramienta para el hombre moderno. Tenemos tres cuerpos que cuidar: nuestra mente, nuestro físico y nuestro ser espiritual. Cuando desactivamos las preocupaciones y las colocamos en una canastilla de oraciones vamos a descubrir que nuestra vida cambia y que el deterioro mental y emocional se restaura. No obstante, el punto más importante es restaurar nuestra relación con Dios, y el único canal para poder hacerlo es a través de la oración. El sentido de alerta nos causa caos, es como un celular que todo el tiempo está notificando situaciones que nos agobian, al apagar esa situación trabajamos una reprogramación que nos da respuestas y que sirve como guía para encontrar el sentido de la existencia humana.

SINCÉRATE CON TU REALIDAD

Existen muy pocas situaciones que podemos controlar, vivimos muy rápido buscando soluciones a todo y a todos, y probablemente sean tareas que no debemos ejecutar a cada instante. Cuando ponemos atención a lo que nos rodea y cómo es que nos llevamos con ese contexto podemos encontrar respuestas a grandes y pequeñas incógnitas, pero cuando no es una tarea fácil, la sinceridad de quiénes somos y cómo es nuestra realidad puede costar un gran esfuerzo interno, que requiere escucha y en las primeras instancias no puede ser identificado a la primera, sin embargo la fe nos ayuda a escuchar la voz correcta, para hacer cambios y tomar decisiones necesarias; la fe trabajará de forma simultánea con la oración para colocar el camino que debemos tomar.

NO TE AFERRES

Lo inevitable de la vida sucederá tarde o temprano, aferrarnos a ciertas cosas de la vida lo único que provocará es tensión. Recuerda que la voluntad de Dios es completamente distinta a la nuestra, pero trabajan juntas, Dios cambia las cosas, cambiándonos a nosotros mismos. Cuando aceptamos la voluntad del Creador estamos más cerca de Él, y podemos entender mejor cada uno de los procesos por los cuales estamos pasando. ¿Cómo desactivo la necedad de mi persona? ¿En qué momento soy constante y qué momento estoy muy inquieto? Lo vas a descubrir con el grado de paz que experimentas en determinadas situaciones. La tarea es dibujar el plan, invitar al Espíritu Santo a guiarnos durante el plan, y cuando estemos ejecutando el plan seguir la voluntad de Dios, pero sólo será posible cuando estemos en fe, oración y silencio, deja tus alertas para otros momentos más simples de tú vida. Apaga todo aquello que te altere y busca espacios más sencillos, no necesitas tantas notificaciones para saber que la vida está sucediendo en estos momentos.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 30 de enero de 2022 No. 1386

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