Por Mary Velázquez Dorantes

Hoy existe una tendencia por el pensamiento dramático, y cuando los pensamientos intrusivos aparecen nos hacen sentirnos disfuncionales, desagradables e incluso pueden activar zonas depresivas que conducen a la ansiedad. Debemos colocar un alto para reducir comportamientos que nos quitan la calma, nos roban la atención y nos obsesionan.

VUELTA Y VUELTA AL MISMO ASUNTO

En ciertos momentos de la vida nuestra mente nos puede acompañar a la inversa, de una forma negativa y con daños a nuestra salud mental. Los pensamientos intrusivos suelen aparecer por días de una forma en la que no tenemos claridad sobre un asunto, ni tampoco sabemos cómo resolverlo.

Son pensamientos involuntarios con una carga negativa. En algunos casos nos parece que son pensamientos normales, pero nuestro estado de ánimo desmejora y nuestra calidad de vida baja. Tienden a convertirse en pensamientos que perturban nuestra motivación, se angustian nuestros días y se despiertan recuerdos del pasado. Todo se vuelve un mecanismo dañino.

MANEJA TU ESTRÉS

El origen de estos pensamientos es muy variable, pero el factor común es el estrés. Los pensamientos intrusivos invaden la mente cuando se les otorga importancia a situaciones que no debería. Entonces estos pensamientos se vuelven recurrentes y repentinos.

El 94% de las personas padecemos de ellos y ocurren dentro de un episodio de nerviosismo y estrés. La preocupación los alimenta de forma incontrolable. Es necesario aprender a frenarlos una vez que los reconoces. En la mente no hay mucho control, pero sí podemos enfocarnos en ciertos pensamientos y desechar otros. Hacer ejercicio al aire libre ayuda a ponerles freno; oponerse o resistirse a ellos no es buena idea, pero cuando lleguen es necesario observarlos pero no alimentarlos.

FOCALIZA TU MENTE

Abrumados en una vida acelerada o de soledad hace que los pensamientos intrusivos se enganchen en la realidad. Cuando te das cuenta que estos pensamientos afectan tu vida y provocan malestar en tus relaciones sociales, es importante focalizar la mente para nivelar la ansiedad que producen. Incluso se consideran como un factor enfermizo para la salud mental.

Por ello es necesario buscar soluciones. La psiquiatría ha demostrado que una forma de controlarlos es la meditación espiritual: cuando visitas un templo o iglesia, y te concentras en el silencio y observas la Eucarística los pensamientos intrusivos disminuyen. Otra de las formas es rezar en un silencio el rosario: concéntrate en cada Ave María para que el pensamiento se regule y baje su carga de ansiedad.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 3 de marzo de 2024 No. 1495

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