Por Mary Velázquez Dorantes

Generalmente cuando un año termina nos preparamos para recibir el nuevo. Nos colocamos propósitos y metas para una nueva oportunidad, sin embargo, es necesario que, al término de los 365 días, que terminaron hace una semana, realicemos un balance. Sabemos que hubo días buenos y también días malos. Hubo momentos en los que nos sentimos plenos y motivados, y también hubo aquellos en los que fallamos o sentimos que dejamos todo a la deriva. Debemos ponernos en las manos de Dios y solicitar cuatro gracias que sólo Él concede:

LA GRACIA DE OBSERVAR NUESTRO ERROR

Caminamos por senderos y actos en los que seguramente a veces no pusimos mucha atención de nuestro pensamiento y actuar, por tanto, en este inicio de año aprendamos a pedir a Dios la gracia de observar nuestros errores y penas para que podamos corregirlas. Nuestra naturaleza no es perfecta y en muchas ocasiones no tenemos la oportunidad de detectar en qué estamos fallando, contra nosotros mismos o con los demás. Pareciera que cada paso que damos es el correcto, por eso es importante que seamos iluminados por el Señor para hacer un alto, meditar y observar nuestro sendero: ¿En qué fallamos? ¿A quién o quiénes dañe sin darme cuenta? ¿Qué pensamientos y acciones realizo que no son correctas y debo corregir? Son tres preguntas que debemos responder en este inicio de año, y la gracia nos iluminará para aprender a enmendarnos.

LA GRACIA DEL ARREPENTIMIENTO

Una vez que hayamos reflexionado sobre nuestro pensar y actuar, busquemos un lugar a solas para enmendarnos y pedir a Dios la gracia del arrepentimiento. Sin soberbia o vanidad, sin excusas o indulgencias personales, sino volviendo la mirada al Señor y buscando su perdón. Arrepentirse es un acto de humildad, por eso es necesario que en oración pidamos que se nos otorgue el don de la mansedumbre y obediencia. Seamos puros y sinceros de corazón. Descubrir nuestros errores es también poder arrepentirnos.

LA GRACIA DEL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN

Cuando se inicia un nuevo ciclo, estamos llenos de energías, sueños y motivación. Nos preparamos para dar lo mejor de nosotros mismos y es aquí donde llega una tercera gracia de Dios: acercarnos al sacramento de la Confesión. No comiences el año sin darte la oportunidad de recibir el perdón de Dios. Visita tu parroquia buscando el sacramento de Reconciliación. Si nos preparamos con metas, también podemos hacerlo espiritualmente, y con ello estaremos listos para comenzar nuevamente y estar en paz.

LA GRACIA DE VIVIR CON DIOS EL NUEVO AÑO

Hacemos listas para estar más saludables, para ahorrar, para adquirir nuevas experiencias, para enfrentar retos, ¿pero cuántas veces hacemos un propósito de tener a Dios en nuestras vidas? Este hecho no es simplemente una lista o propósito sino una gracia divina. Invitar a nuestro Creador a ser el eje de nuestra existencia, a estar presente en todo aquello que estamos por comenzar, en la toma de decisiones, en los desafíos morales y éticos debe ser también un propósito. La gracia de vivir con Dios nos acercará a la plenitud y a la esperanza. Recuerda el año que se fue y examina cuántas veces el Señor te acompañó.  Comencemos el año de forma diferente: hagamos un balance en el que separemos los errores para enmendarlos, hagamos una lista de nuestros actos buenos, mientras que pedimos las gracias del Señor para tener la claridad de un año 2023 que nos fue dado y así comenzar un año nuevo.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 7 de enero de 2024 No. 1487

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