Por Rubicela Muñiz

El P. Israel Arvizu Espino, Canciller de la Curia diocesana y responsable de la parroquia del Perpetuo Socorro en Querétaro, responde al porqué la formación previa a los sacramentos es fundamental para una correcta transmisión de la fe.

Padre Israel, ¿Son realmente necesarios los sacramentos para vivir como cristianos y seguir a Jesús?

▶ Sí. Pues como nos enseña la Iglesia: “Los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios; pero, en cuanto signos, también tienen un fin pedagógico. No sólo suponen la fe, sino que, a la vez, la alimentan, la robustecen y la expresan por medio de palabras y de cosas; por esto se llaman sacramentos de la “fe”. Confieren ciertamente la gracia, pero también su celebración prepara perfectamente a los fieles para recibir fructuosamente la misma gracia, rendir el culto a dios y practicar la caridad”. Sacrosanctum Concilium, n. 59.

¿Por qué es importantes tomar las pláticas prebautismales?

▶ Es muy importante, porque el objetivo de la transmisión de la fe es la realización de este encuentro con Jesucristo, en el Espíritu, para llegar a vivir la experiencia del Padre suyo y nuestro.

Transmitir la fe significa crear en cada lugar y en cada tiempo las condiciones para que este encuentro entre los hombres y Jesucristo se realice. Es una dinámica muy compleja que implica en modo total la fe de los cristianos y la vida de la Iglesia. No se puede transmitir aquello en lo cual no se cree y no se vive. No se puede transmitir el Evangelio sin saber lo que significa “estar” con Jesús, vivir en el Espíritu de Jesús la experiencia del Padre.

Por este motivo dos instrumentos fundamentales para la transmisión de la fe son: la catequesis y el catecumenado.

¿Por qué requiere de más tiempo la formación para recibir la Eucaristía y la Confirmación?

▶ Los sacramentos de la iniciación cristiana constituyen una unidad, porque «ponen los fundamentos de la vida cristiana: los fieles, renacidos en el Bautismo, se fortalecen con la Confirmación, y son alimentados en la Eucaristía». La catequesis de iniciación cristiana es una formación básica, esencial, orgánica, sistemática e integral de la fe.

La catequesis de iniciación, por ser orgánica y sistemática, no se reduce a lo meramente circunstancial u ocasional; por ser formación para la vida cristiana, desborda – incluyéndola – a la mera enseñanza; por ser esencial, se centra en lo «común» para el cristiano, sin entrar en cuestiones disputadas ni convertirse en investigación teológica. En fin, por ser iniciación, incorpora a la comunidad que vive, celebra y testimonia la fe.

¿A qué faltan los padres cuando cuestionan o reniegan de la formación catequética como requisito para que sus hijos reciban los sacramentos de iniciación?

▶ Faltan al compromiso asumido el día del matrimonio de educar cristianamente a sus hijos. Pues la tarea catequística de educar para la vida buena del Evangelio implica la formación cristiana de la conciencia moral, con el fin de que en cada circunstancia el creyente pueda ponerse a la escucha de la voluntad del Padre para discernir, bajo la guía del Espíritu y en consonancia con la ley de Cristo (Cf. Gal 6,2), el mal que hay que evitar y el bien que hay que hacer, realizándolo a través de una caridad activa. Para esto, es importante enseñar cómo extraer del mandamiento de la caridad desarrollado en el Decálogo (Cf. Éx 20,1-17; Dt 5,6-21) y de las virtudes humanas y cristianas, las indicaciones para actuar como cristianos en los diversos ámbitos de la vida.

En cuanto al sacramento del Matrimonio, ¿es cuidadosa y adecuada la preparación que se recibe por parte de la Iglesia?

▶ Hay diversas maneras legítimas de organizar la preparación próxima al matrimonio, y cada Iglesia local discernirá lo que sea mejor, procurando una formación adecuada que al mismo tiempo no aleje a los jóvenes del sacramento.

Hoy se necesita una preparación no solo próxima sino remota que concierne a la familia de origen. Hoy se necesita un catecumenado prematrimonial.

El catecumenado matrimonial, además de formar a los futuros esposos en lo concerniente al sacramento, cumple también la función de convertirse en un acto de plena realización que conlleva a la felicidad de los cónyuges; al fin y al cabo ese es el objetivo de esta unión.

El catecumenado matrimonial no es una simple teoría, más bien es una experiencia de camino en el que se instruye y se comprende a imitación de los discípulos en el camino a Emaús.

TEMA DE LA SEMANA: «SACRAMENTOS: ¿ES QUE IGNORAMOS QUE HEMOS DE IR A PARAR A SUS MANOS?»

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 13 de marzo de 2022 No. 1392

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