Según diversos estudios, los padres de familia actuales ya casi no cuentan o leen historias a sus niños. Y en una familia así, difícilmente los libros se volverán parte de la vida de los hijos.

Es tan importante la lectura, aun desde la etapa más temprana del individuo, que, a fin de fomentarla, cada 2 de abril se celebra desde el año 1967 el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Se eligió tal fecha porque en ella, pero en 1805, nació el escritor danés Hans Christian Andersen, autor de cuentos infantiles tan conocidos como El patito feo, La sirenita, El traje nuevo del emperador o El soldadito de plomo.

Los afamados escritores, que antes que nada han sido ávidos lectores, tienen mucho que enseñar sobre la importancia de la lectura. La educadora y novelista estadounidense Mary Ellen Chase señalaba: “No hay sustituto para los libros en la vida de un niño”.

Y la gran santa es pañola Teresa de Jesús: “Lee y conducirás, no leas y serás conducido”.

Actualmente en muchas escuelas los menores de edad deben leer unas diez novelas anuales; para muchos es su primer contacto con libros que no sean un texto escolar. A algunos se les despierta entonces el gusto por la lectura, pero no a todos. “Si no te gusta leer, no has encontrado el libro correcto”, explica la escritora británica J.K. Rowling.

Hacia el gran paso

Aunque niños y adolescentes suelen afirmar que les gustó lo que leyeron, muchos permanecen en la práctica de leer sólo si es un requisito escolar. Mas lo que se busca es que no que se mantengan en lo que sigue de su vida como analfabetos funcionales — individuos que, habiendo aprendido a leer, no practican esta habilidad—, sino que se conviertan en verdaderos lectores. “Una vez que aprendas a leer, serás libre para siempre”, explicaba el orador y escritor afroestadounidense Frederick Douglass. Y así lo decía el inglés Oscar Wilde: “Es lo que lees cuando no tienes que hacerlo lo que determina lo que serás”.

¿Cómo distinguir que se ha dado verdaderamente el gran paso? Cuando al niño, adolescente o joven ya no le basta leer una sola vez ese libro que afirma que tanto le gustó. “Si me quieres contar el corazón de un hombre, no me digas lo que lee, sino lo que relee”, dijo el escritor francés François Mauriac.

Sólo entonces el joven lector entenderá estas afirmaciones: “No hay amigo tan leal como un libro” (Ernest Hemingway, novelista estadounidense); “Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado” (Mario Vargas Llosa, escritor peruano); “No hay disfrute como la lectura” (Jane Austen, novelista inglesa), o “Sin bibliotecas, ¿qué tenemos? Ni pasado ni futuro” (Ray Bradbury, escritor estadounidense).

Incluso se entenderá el sentimiento que aquejó a Bradbury cuando era un pequeño: “Tenía nueve años cuando me enteré de los tres incendios de la biblioteca de Alejandría y me eché a llorar”.

Beneficios de la lectura

Las siguientes son algunas de las ventajas que pueden adquirir los niños y adolescentes lectores:

  • Mejor ortografía y un vocabulario mucho más extenso y expresivo.
  • Con la lectura de ficción aprenden a identificar mejor las emociones ajenas (empatía).
  • Desarrollo de su capacidad de comprensión; estructuración y mayor capacidad de la memoria, y menos problemas de concentración.
  • Conocer otras épocas y culturas. En general, adquirir nuevos conocimientos.
  • Autoconocimiento, al irse identificando con los personajes del libro. Desarrollo de la personalidad.
  • Despertar del ingenio; un mejor desarrollo de la creatividad y del espíritu de investigación.
  • Una mente más activa, y una capacidad crítica que los ayudará a hacer frente a eventos que enfrentarán durante toda su vida.
  • Reducción del nivel de estrés.

TEMA DE LA SEMANA: «LA LECTURA Y EL LIBRO»

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 3 de abril de 2022 No. 1395

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