Preguntas de niños
A veces no sabemos mucho de la Confirmación. Hay quienes se confirman porque es una tradición en su familia, y otros porque en algunos lugares es necesario para poder hacer la primera Comunión.
Pero si Jesús instituyó siete sacramentos en su Iglesia es porque todos ellos son muy importantes.
En el caso del sacramento de la Confirmación, en tiempo de los primeros cristianos se administraba junto con el Bautismo, y desde entonces y hasta hoy se hace mediante el signo de imposición de manos: “Se hicieron bautizar en el nombre del Señor Jesús, y al imponerles Pablo las manos, el Espíritu Santo bajó sobre ellos y empezaron a hablar lenguas y a profetizar” (Hechos 19, 5-6).
El Catecismo enseña que cuando los bautizados recibimos el sacramento de la Confirmación, se nos da “una fortaleza especial del Espíritu Santo” por la cual quedamos “obligados aún más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe” (n. 1285).
Los Apóstoles de Jesús ya creían en Él y lo amaban, pero eso no bastaba para cumplir su misión. Fue hasta el día de Pentecostés que descendió con poder el Espíritu Santo sobre ellos, llenándolos de valentía y dones para evangelizar.
Nos confirmarnos entonces para tener nuestro Pentecostés personal, para convertirnos en soldados de Jesús y aceptar la misión de anunciar el Evangelio. Nuestro Señor así nos lo dice: “Recibirán la fuerza del Espíritu Santo cuando venga sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los extremos de la Tierra” (Hechos 1, 8).
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 5 de junio de 2022 No. 1404