El siguiente caso conmocionó a toda China. En 2011 una niña de 2 años deambulaba por el mercado de la ciudad de Foshan cuando fue atropellada por una furgoneta. El conductor se dio cuenta, pero decidió huir y pasó también las ruedas traseras sobre la niña. Cuando más tarde fue arrestado confesó que, si la hubiera llevado a un hospital, una demanda le habría salido muchísimo más costosa que pagar una indemnización por la muerte de la niña.
Por si fuera poco, 18 personas que pasaban por ahí se toparon con el cuerpo de la pequeña y no la auxiliaron, algunos hasta se desviaron como el sacerdote y el levita de la parábola del buen samaritano. Finalmente, una mujer que recogía basura decidió mover el cuerpo, y enseguida otra mujer cargó a la pequeña y la llevó a un hospital, donde más tarde falleció.
Tanto en China como en otros países la gente no ayuda porque teme meterse en graves problemas legales. Los chinos conocían de otro caso emblemático, de 2006, cuando una mujer de 65 años en la ciudad de Nankín cayó al suelo tras bajar de un autobús y se fracturó la clavícula; más tarde un hombre de 26 años, que la vio inconsciente, la levantó, la llevó a un hospital y hasta pagó los servicios médicos. Pero he aquí que no había cámaras, y la familia de la mujer demandó a este buen samaritano; luego el juez condenó al héroe al suponer que había ayudado a la herida porque era el culpable de su caída.
Por cuestiones como ésta han surgido las llamadas “Leyes del Buen Samaritano”, que varían de país en país. Entre los que las tienen figura Estados Unidos, Panamá, Reino Unido, Australia, Canadá, Alemania e Irlanda, dando protección legal a las personas que ayudan a otros que se encuentran en peligro. Pero en otros lugares es un delito brindar asistencia sin tener capacitación en primeros auxilios.
Hay países donde la “Ley del Buen Samaritano” sólo protege a médicos, paramédicos, enfermeros, bomberos y personal de rescate. En México el artículo 469 de la Ley General de Salud más bien determina de seis meses a cinco años de prisión “al profesional, técnico o auxiliar de la atención médica que sin causa justificada se niegue a prestar asistencia a una persona, en caso de notoria urgencia”.
TEMA DE LA SEMANA: “CRISTIANO ES QUIEN DE LA MANO, COMO EL BUEN SAMARITANO»
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 10 de julio de 2022 No. 1409