Feliz viernes 12 de abril 2024

Por motivos de salud hoy no podré compartir el audio de mi reflexión por lo que solo enviaré por escrito, y les compartiré una hermosa reflexión preparada por unos jovenes.

Lectura del santo evangelio según san Juan

Jn 6, 1-15

En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: «¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?» Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: «Ni doscientos denarios de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan». Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: «Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?» Jesús le respondió: «Díganle a la gente que se siente». En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.

Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien». Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos.

Entonces la gente, al ver el signo que Jesús había hecho, decía: «Éste es, en verdad, el profeta que habría de venir al mundo». Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo.

En el Evangelio de hoy a la muchedumbre, a pesar de la diversidad, les une el hambre. Una situación de necesidad… una multitud de discípulos se encuentran con Jesús en un lugar alejado, lo que plantea un problema logístico.

¿Cómo alimentar a una multitud necesitada y sin muchos recursos? La situación evoca la situación de Israel en el desierto, milagrosamente alimentado por Dios con el maná. Jesús, nuevo Moisés, alimenta a la muchedumbre a partir de los escasos medios de que disponían.

Jesús resuelve el problema material y humano y nos deja una enseñanza muy importante para nosotros, sus seguidores; nos exige la solidaridad, a compartir lo poco o mucho que tengamos.

Pero actuar y remediar estas hambres no es suficiente: el pan que Jesús distribuye, el nuevo y definitivo maná, está destinado a saciar también otras hambres más profundas y definitivas: el hambre de bien y de salvación, el hambre de verdad y de justicia, el hambre de Dios. No se puede reducir el mensaje cristiano a un discurso de solidaridad social o económica, aunque ésta sea también una exigencia de la verdadera fe.

¿Qué estamos haciendo ante las diversas “hambres” que se perciben en nuestros entorno? ¿Nuestra actitud se parece a la del muchacho o a la de Felipe? ¿Soy capaz de dar consuelo al que sufre y al que tiene hambre y sed física y espiritual?

Colaboración de Boosco.org

Angelo De Simone
@asdesimone

 
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