Pareciera que es un recurso moderno, efectivo y sin defectos dentro de la vida del hombre. La mentira se ha convertido en una novedad disfrazada de «sobrevivencia» para muchos hombres y mujeres que dependen de ella. Algunos dicen no tolerarla, otros buscan disimularla; lo cierto es que mentir se ha convertido en una forma de disfrazar la verdad

Por: Mary Velázquez Dorantes Twitter: @mary_dts

El que miente se escuda en el disimulo, oculta parte de la realidad y provoca graves consecuencias en una vida saludable física y espiritual. Sin embargo, ¿qué existe detrás de una persona que miente?, ¿cuáles son las consecuencias que se viven luego de un círculo mentiroso? Los efectos colaterales de la mentira traspasan la realidad, provocan dolor y enojo, generan un abismo contra la verdad, produciendo fantasías y separando a las personas como producto de la lejanía y el quiebre por mentir.

Las personas mentirosas buscan cómplices para vivir en una comodidad y no saberse descubiertos. Lo grave de una mentira comienza con el daño propio e individual de quien lo hace, seguido de consecuencias negativas en un juego de engaños y traición.

DOLOR AMARGO

Una de las principales consecuencias de la mentira es la puerta hacia la desconfianza, un daño que produce un terrible dolor. La mentira produce en las personas una sensación de pensamientos amargos, ruptura de los límites, ira y enojo. Al principio pareciera muy fácil mentir, dado que las mentiras son impulsos, disfraces; algunos han llamado a la mentira la forma pervertida de la humildad.

En medio de una vida de apariencias y competitividad, la mentira se ha convertido en una forma de actuar, produciendo situaciones que les parecen insignificantes a quienes lo hacen. Algunos mentirosos desconocen que la verdad tiene el efecto de unificar y crear lazos de comunidad. Es muy común que a través de las mentiras se viva en el individualismo, por lo que la exclusión y la separación es un factor en el que es fácil caer.

El mentiroso deja entrar la soledad, el desamor y la culpa, sentimientos que a largo plazo producen dolores amargos, sensaciones de rechazo, aislamiento social y una falta de respeto por sí mismo. Algunos mentirosos consideran que las fantasías o los sueños requieren de pequeñas dosis de mentiras, sin saber que la verdad es la única forma de vivir una vida plena, tranquila y equilibrada. Las mentiras producen altos índices de estrés, daño al cerebro y al cuerpo en general.

«MENTIRAS PIADOSAS»

Una persona promedio miente tres veces durante el primer minuto que está frente a un extraño; con personas de confianza suelen decir entre 10 y 200 mentiras al día. El 70% de la población en el mundo considera que se requiere de pequeñas mentiras, mientras que el Museo de la Ciencia de Londres ha revelado que los hombres mienten más que las mujeres.

Algunos expertos en comportamiento señalan que la mentira es una de las formas en las que se consiguen ciertas cosas en la vida, tales como sexo, dinero o poder. Otros estudios afirman que las mentiras pueden estar en el código genético; no obstante, la mayoría coincide en que mentir es un juego perturbador a largo plazo, provocando una lejanía entre la paz y la felicidad de quienes acuden asiduamente a la mentira, dado que la mentira es una forma de violencia hacia nuestro ser, enmascara la realidad, altera los hechos  y provoca confusiones que alteran la vida espiritual.

Las llamadas mentiras piadosas carecen de sentido, desencadenan manipulación y malentendidos.

Cuando se les pregunta a las personas sobre si es bueno mentir,  el 71% afirman que sí, mientras que un 57% cree que las mentiras piadosas son pequeñas. La psicología evolutiva coloca la verdad en el peldaño más alto sobre el saber vivir, además de señalar que las personas introvertidas tienen una mayor tendencia hacia la mentira.

ANTES DE MENTIR…

La mentira se puede volver una costumbre práctica, provocando una seducción por hacerlo y generar graves conflictos personales y sociales. Es por ello que te presentamos consejos útiles antes de mentir. Evitar ser un mentiroso te ayudará a ser una persona libre, tranquila y coherente:

Pregúntate hacia dónde te puede llevar esa mentira.

Considera si es necesario disfrazar el tema.

Evita controlar las situaciones o a las personas.

Busca la honestidad como virtud.

La verdad es más fácil y se recuerda más claro.

Crea un hábito de no mentiras.

Sé asertivo.

Evita fabricar historias falsas.

Acepta los errores propios y discúlpate.

Publicado en la edición impresa de El Observador del 26 de agosto de 2018 No.1207

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