Hay que admitirlo: la mayoría de los insectos, incluso los más bonitos, si se observan muy de cerca con una lupa potente o con un microscopio de disección, adquieren un aspecto espeluznante, no muy distinto a los más impresionantes monstruos y extraterrestres de las películas de Hollywood:

Pero lo normal es mirarlos a simple vista, y además muchos de ellos no son motivo de peligro para el ser humano, y aun así suelen generar miedo y repulsión desmedida. Los científicos no han hallado una respuesta definitiva a esto; algunos son partidarios de una teoría evolutiva según la cual la especie humana aprendió a evitar el contacto con insectos y arácnidos peligrosos para garantizar la supervivencia, y supuestamente esto quedó en el código genético, y se fue transmitiendo a las siguientes generaciones. Pero hay insectos causantes de la muerte de millones de personas, como el mosquito Aedes aegypti, mas no aparece en la lista de fobias.

Quizá la respuesta sea de orden espiritual. Al menos en las revelaciones privadas dadas a la beata Ana Catalina Emmerick, cada insecto, y de hecho cada animal, es figura de algo bueno o malo; los insectos serían figura de distintos pecados, y, entre más repulsión experimenta un ser humano hacia un determinado insecto, es porque esa persona tiene una mayor inclinación a cometer el pecado que tal bicho simboliza. Esta beata alemana no vio insectos en sus visiones del Paraíso.

TEMA DE LA SEMANA: “LA ALIMENTACIÓN DE AYER PUEDE SER LA DE MAÑANA”

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 29 de mayo de 2022 No. 1403

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