MISTERIOS DE LA BIBLIA

Se lee en las Escrituras: “Dios miró a la Tierra, y he aquí que estaba viciada, porque toda carne tenía una conducta viciosa sobre la Tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: ‘He decidido acabar con toda carne (…). Voy a traer el diluvio, las aguas sobre la Tierra, para exterminar toda carne que tiene hálito de vida bajo el cielo: todo cuanto existe en la Tierra perecerá. Pero contigo estableceré mi alianza: Entrarás en el arca tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo (…). Meterás en el arca una pareja de todo ser viviente, de toda carne, para que puedan sobrevivir contigo’” (Génesis 6, 12-19).

El diluvio “duró cuarenta días” (Génesis 7, 17) y “pereció toda carne: lo que repta por la tierra, junto con aves, ganados, animales y todo lo que pulula sobre la Tierra, y toda la humanidad” (Génesis 7, 21).

La teoría más difundida es que el diluvio sólo fue local, confinado a una parte de Mesopotamia, pero que entonces se trataba de todo el mundo conocido. Otros creen que la configuración pre-diluviana de las montañas era muy distinta a la de hoy, y dado que si se nivelara toda la superficie terrestre efectivamente los océanos la cubrirían con una profundidad de 2.7 kilómetros, entonces no sería tan descabellado creer en un diluvio universal.

Se ha encontrado una gran variedad de fósiles oceánicos en las montañas alrededor del mundo, así como enormes depósitos de carbón que habrían requerido la rápida cobertura de grandes cantidades de vegetación, lo que también apoya la teoría de que quizá el diluvio no es un mito.

Además de los relatos en las antiguas culturas mesopotámicas, también se habla de un diluvio en la cultura china, india, griega y hasta en algunas de América, pues de esto hablaron los mayas, los mexicas, los mapuches, los incas, los uros, los taínos y los guaraníes, entre otros.

¿Qué tiene que ver esto con nosotros?

El diluvio, sin importar sus condiciones históricas y geográficas, es una prefiguración de la salvación que recibimos por el Bautismo.

Por otro lado, Cristo no da por cerrado el tema del diluvio porque, si bien existe esta promesa divina: “Nunca más volveré al maldecir el suelo por causa del hombre (…), ni volveré a herir a todo ser viviente como lo he hecho” (Génesis 8, 21), al mismo tiempo advierte: “Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre” (Mateo 24, 37-39).

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 28 de agosto de 2022 No. 1416

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