Con el principal mandato de su Regla, el ora et labora, san Benito de Nursia puso en marcha en occidente un estilo de vida cristiano que influyó de tal forma que produjo un gran número de monjes que encabezaron el orden y la justicia social en Europa, además de la ciencia y del saber teológico; es decir, contribuyeron así a la creación de la cultura y civilización europeas.

Los monjes benedictinos fueron los primeros que tuvieron conciencia de la nueva realidad posromana, y, por tanto, los que sirvieron de puente entre el mundo antiguo y el medioevo, cuando rescataron, cultivaron y transmitieron casi todo el patrimonio grecorromano, sobre todo el Derecho, dándole su última y más completa dimensión al adecuarlo al Evangelio.

Por ello Pío XII se refirió a san Benito “como Padre de Europa”, y el 24 de octubre de 1964, coincidiendo con el XV Centenario del nacimiento del santo de Nursia, Pablo VI lo nombró Patrono principal de toda Europa.

Pero a san Benito también se le considera santo Patrono de los granjeros, los ingenieros, los curtidores, los espeleólogos y los criados; además de intercesor para curar las enfermedades inflamatorias, las enfermedades renales, y para protegerse contra las picaduras de las ortigas, el veneno, la erisipela, la fiebre y las tentaciones.

TEMA DE LA SEMANA: «SAN BENITO: EL HOMBRE QUE SALVÓ LA CIVILIZACIÓN CRISTIANA»

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 11 de julio de 2021 No. 1357

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